Sellado infantil

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Es un tratamiento preventivo que sirve para evitar la aparición de caries en los niños o reducir su impacto. El sellado complementa a otras medidas preventivas como la higiene dental o fluoración. Es un tratamiento fácil y totalmente inofensivo para el tejido dentario. Se trata de delgadas capas plásticas que se aplican a las superficies de masticación de los dientes posteriores permanentes (molares y premolares), donde se forman la mayoría de las caries. Es una barrera altamente eficaz que evita la acumulación de bacterias.

La aplicación de un sellado no es dolorosa; se realiza sin anestesia y se puede efectuar en una sola visita. Es muy importante que los niños realicen visitas periódicas al dentista ya que los sellados se desgastan con el paso del tiempo.

Los estudios indican que después de 4 años y medio los molares permanentes sellados, de niños de 5 a 10 años, tenían reducción de caries en más de un 50% de las caries de las superficies masticatorias u oclusales, en comparación con los dientes en los que no se usaron selladores.

La importancia del flúor para la salud bucal de los niños


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El flúor o fluoruro es un elemento natural que está presente en muchos alimentos, como pescado azul, col, espinacas, trigo, arroz, uva, etc. aunque en cantidades muy pequeñas. También lo podemos encontrar en la mayoría de los dentífricos y en muchas aguas potables. Cumple funciones tan importantes como el fortalecimiento de los dientes y huesos, y la prevención de la caries.

Existen varias formas de aplicación del flúor:
– La ingestión de flúor diaria a través de alimentos y el agua potable.
– Uso de pastas dentífricas y colutorios con alto contenido en flúor, muy útiles para la remineralización del esmalte.
– Flúor tópica; tratamiento con geles o barnices de flúor.

En los estudios más recientes se ha llegado a la conclusión de que el efecto local del flúor (flúor tópico) directamente sobre el diente es el que realmente previene las caries, y que el flúor por vía general, ingerido, que llega al diente a través de la sangre, es realmente importante sólo antes de que salga el diente, cuando se está mineralizando dentro de la encía.

Las aplicación tópicas se recomiendan sobre todo a los niños de riesgo, con siguientes características:

– los que tienen caries activas
– los que tienen malformaciones de la boca
– los que llevan ortodoncia fija (brackets)
– niños con deficiencias mentales que dificultan su higiene
– niños con especial riesgo si hubiera caries (enfermos del corazón, problemas de inmunidad o hemofilia, por ejemplo)

Los demás niños, los que no se consideran de riesgo para caries, pueden aplicar flúor en el dentífrico y, si son mayores (a partir de los 6-7 años), también pueden hacer enjuagues diarios o semanales.